Hicieron una parada muy cerca del destino, (destino incierto para María). Lucía con una sonrisa pícara y unos ojos brillantes como una niña cuando va a cometer alguna trastada, paró el coche, quitó las llaves del contacto y se dirigió a su compañera de viaje.
-¡No te muevas de aquí!- Giró la cabeza cuando escucho esas palabras, la miró y soltó una carcajada- ¿Pero tú que te has creído pequeña? ¡Te estas aprovechando que no estoy en mi mejor momento para decirme lo que tengo que hacer!-
En ellas fluía algo muy especial, se complementaban muy bien e incluso cuando discutían. A María con su temperamento , fuerza y seguridad nadie se atrevió a decir ni una palabra de lo que tenía o no tenía que hacer.
Sufrió, lloró y se encontró tan sola con 19 años que se hizo una promesa.
“Seré independiente, auto suficiente y nadie me dirá que está bien o mal para mí, decidiré mi vida aunque me equivoque”.
Trabajó duro para cumplir su objetivo, pero no fue consciente de todo lo que tocaba lo aplastaba sin ningún miramiento. Profesionalmente llegó a lo más alto, todo lo que se proponía lo conseguía. En lo personal cerró todo tipo de sentimientos, amor, amistad y los años pasaban y cada vez más duro era terminar de trabajar, se sentía más vacía, sola y amargada. Vivía en el rencor, dolor y queriendo borrar el pasado.
De vez en cuando, con el paso del tiempo más a menudo, tenía aquella pesadilla que tanto le atormentaba.
Desde que le ocurrió el accidente su vida cambió. No quería vivir, ya no podía trabajar y eso era su vida sin el escenario no era nada. Su persona estaba vacía como un huevo de pascua, muy decorado por fuera pero por dentro vacío.
Unos meses antes Lucía entro en su vida y allí se quedó.
Ahora la mira con cariño. – ¡Esta chica me ha aguantado mis gritos, mi mal humor e incluso se ha hecho cargo de mi sin ningún reproche! No puedo entenderlo-.
Mira esa sonrisa, la observa mientras se aleja hasta que desaparece entrando por una puerta enorme acristalada y elegante con el nombre de “hotel” en relieve.
Ella me hace sentir paz, esa paz que nunca tuve.
Nunca se imaginaría donde la llevaría y mucho menos la sorpresa que le esperaba.

Ave Fénix
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